Gustavo Miranda

4. Como la onda del mar (1:6,7)

Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor.” Santiago 1:6,7

La Palabra de Dios produce y alimenta la fe, y la fe es un requisito indispensable para pedir a Dios (v. 6), incluso para acercarnos a él, para orar y servirle (He: 11:6; Ro. 14:23).

Es inútil pedir a Dios sabiduría cuando existe la más mínima duda en el corazón en que el Señor nos la otorgará (devocional de ayer).

La duda es falta de confianza en Dios, falta de conocimiento en él, falta de seguridad en quién es Dios y en su capacidad de obrar en nosotros, la incredulidad es un pecado horrendo.

Santiago compara esta condición de incredulidad con las ondas del mar.


¿Has visto alguna vez las ondas de mar?

La onda del mar es inestable e irregular, así es el hombre incrédulo, tiene una mente voluble, con pensamientos divididos dentro de sí; la onda del mar es movida de una parte a otra, así es el hombre incrédulo, se deja mover por el vaivén de la vida y carece de convicciones firmes, por lo mismo se anima y se desanima muy pronto, tiene motivaciones falsas y se hunde con facilidad en los problemas; la onda del mar es provocada por vientos, existen sin aparente propósito, así lo es el hombre incrédulo; la onda del mar está en un estado de agitación continua, nunca tiene reposo, y así son los pensamientos del hombre que duda acerca de Dios.

Para reflexionar:

La falta de fe puede hacerte vacilar en tus convicciones acerca de Dios.

Alimenta tu fe constantemente a través de la Palabra, solo a través de ella desarrollarás firmes convicciones en tu vida cristiana.

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Pastor Gustavo Miranda

Pastor en Iglesia Bautista Berea en Gómez Palacio, Dgo.
Doctor en Teología, maestro en educación y ministro de música y adoración.

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