Gustavo Miranda

CUANDO DIOS GUARDA SILENCIO

? CUANDO DIOS GUARDA SILENCIO

¿Cómo respondemos a los silencios de Dios en nuestra vida?

 

“¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí? Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío; alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte” Salmos 13:1-3

Al escribir este salmo, David era perseguido de muerte, aunque no está muy claro si se trataba del rey Saúl o de su hijo Absalón al ser David el rey de Israel. Su plegaria delante de Dios llevaba ya muchos días, y parecía que en vez de recibir una respuesta del Señor, este se alejaba más y más.

El desconsuelo de David al verse perseguido por sus enemigos es un grito de angustia y lamento ante un Dios que parece no escucharlo. Su enemigo no lo ha dejado en paz; su mente, cuerpo y emociones están ya muy desgastadas, esto es una lucha constante donde el enemigo es victorioso y Dios no aparece en su ayuda. La desesperación de David: “¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?” v.1, nos hace comprender lo afligido que estaba su corazón al clamar al Señor. David sentía el abandono total de Dios, a quien él consideraba su socorro, su fortaleza. Si Dios no estaba con él en esta dura prueba, entonces, ¿quién lo haría?

Es preciso identificar que en sus lamentos, David nunca levanta una voz de reclamo ante Dios; aun cuando es mucho el sufrimiento y la desesperación de su alma, sus voces de dolor no incluyen protestas o quejas en su oración. Otro aspecto a resaltar en la oración de David es que en medio de ese gran dolor, él nunca deja de reconocer a Jehová como su Dios y su Señor. Respondiera o pareciera que no, David sabía identificar y honrar a quién era su Dios.

Este clamor de David se cumplió proféticamente en Cristo, aquella tarde colgado en la cruz cuando exclamó: “...Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” Salmos 27:46. El Señor no es indiferente a nuestro dolor como sus hijos, Jesús conoce las luchas que atravesamos ya que él experimentó en todo sentido el dolor humano, pues fue tentado en todo según nuestra semejanza" (Hebreos 4:15).

Otro aspecto importante de la oración de David es que al atravesar este lapso de cruel dolor, él ruega a Dios para que alumbre sus ojos.

“Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío; Alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte” Salmos 13:3

David rogó a Dios solicitando entendimiento de aquello que no podía entender: permíteme ver lo que quieres hacer en mi vida, ¿hay algo que debo aprender de esto que estoy atravesando? ¿Qué deseas hacer en mí Señor?, permíteme ver con tus ojos, muéstrame una visión espiritual de lo que estoy atravesando y me causa aflicción.

Es necesario entender que Dios tiene propósitos perfectos; nada de lo que nos ocurre es simplemente casualidad, y David lo sabía, y es una verdad en nuestra vida; todo lo que Dios hace en nosotros (así parezca desfavorable), está bajo los planes soberanos de Dios y son propósitos de bien para sus hijos.

 

¿Qué significan los silencios de Dios en nuestra vida?

¿Has experimentado en tu vida cristiana alguna dura jornada, en donde no encuentras respuesta de Dios a tu oración? Estas son algunas razones por las cuales Dios guarda silencio:

- El silencio de Dios prueba nuestra fe, a fin de purificarla de las impurezas que emanan del corazón humano (dudas, impaciencia, pecado).

“para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” 1 Pedro 1:7.

- Dios trabaja en silencio en nosotros, transformando áreas de nuestra vida que necesitan ser tratadas, principalmente aquellas que no han sido sometidas a su señorío.

- Las pruebas exhiben nuestras debilidades humanas para resaltar el poder de Dios en nosotros (2 Corintios 12:9).

- Las pruebas nos hacen reconocer la dependencia que tenemos de Dios como sus hijos que somos.

- El silencio de Dios nos hace esperar la victoria a la prueba que estamos atravesando.

¡La oscuridad más intensa de la noche se da exactamente antes de salir el sol por la mañana!

La mejor alabanza se expresa en el momento justo de la prueba ¡cuando más fuerte experimentamos la soledad!

  • Pablo y Silas habían sido injustamente castigados, azotados y encarcelados con alta seguridad, “Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios” Hechos 16:25.
  • Jonás después de haber sido arrojado al fondo del mar y ser tragado por un gran pez, cantó un himno de victoria y confianza en Dios: “Pero yo voy a adorarte y a cantarte con alegría.” Jonás 2:9.

¡La mejor canción de nuestro corazón se hace durante el momento del dolor!

La fe de David fue hallada en alabanza y gloria por la espera que él tuvo en el Señor. Aun en el dolor, David entonó su canto de victoria delante del Señor y reconoció que sus propósitos eran de bien para su vida. 

“Cantaré a Jehová, porque me ha hecho bien” Salmos 13:6

Para reflexionar:

¿con qué actitud respondes a los silencios de Dios en tu vida?

 


Comparte este artículo

Pastor Gustavo Miranda

Pastor en Iglesia Bautista Berea en Gómez Palacio, Dgo.
Doctor en Teología, maestro en educación y ministro de música y adoración.

Últimas publicaciones

Deja un comentario