Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros
Serie: Colosenses
”Ahora me gozo en lo que
padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de
Cristo por su cuerpo, que es la iglesia” Colosenses 1:24
Un llamado al gozo, aún en el
sufrimiento.
”Ahora me gozo en lo que
padezco por vosotros” parece una frase contradictoria. ¿Existe acaso gozo
en el sufrimiento?
Desde la prisión y en cadenas,
Pablo escribe.
Encerrado, en soledad, calumniado
y físicamente desgastado.
El sufrimiento de Pablo no era
consecuencia de sus errores ni resultado de algún pecado. Tampoco fue la
imprudencia lo que lo llevó a experimentar dolor y quebranto. Pablo estaba
plenamente convencido de que el sufrimiento era parte del ministerio que Dios
le había confiado, parte del cumplimiento del llamado divino sobre su vida. y,
aun así, estaba dispuesto a seguir adelante, sin retroceder, por obedecer al
llamado que Dios había puesto delante de él.
Pablo entendía que, a través de
su sufrimiento, otros eran fortalecidos. Sus prisiones abrían puertas para que
el evangelio fuera conocido en lugares donde él no podía llegar físicamente. Al
comprender que su sacrificio bendecía a la iglesia y contribuía a la
edificación del cuerpo de Cristo, aquel dolor lo experimentaba con gozo.
"Porque a vosotros os es
concedido a causa de Cristo, no solo que creáis en él, sino también que
padezcáis por él" Filipenses 1:29.
El de Pablo no es gozo “por” el
dolor, sino “en” el propósito del dolor.
El ministerio tiene un costo,
muchas veces servir en la iglesia es renunciar a comodidades. Servir implica
sacrificio de tiempo, fuerzas, derechos, en búsqueda de la edificación del
cuerpo de Cristo. Cuando entendemos esto, el sacrificio deja de ser carga y se
convierte en privilegio, porque descubrimos que nada es más valioso que
invertir nuestra vida en aquello que glorifica a Dios y fortalece a su pueblo.
Pero Pablo continúa diciendo: ”…cumplo
en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo …”
¿Acaso faltó algo al sacrificio
de Cristo por nosotros? ¿No está terminada aún su obra de redención? ¿La cruz
está incompleta?
Por supuesto que no, la obra de
Cristo está completa. Lo que Pablo dice que hace falta no es la redención, sino
la proclamación de esa redención.
Cristo sufrió para salvar, la
iglesia sufre para anunciar esa salvación.
Así, los siervos participan en
llevar el mensaje hasta donde Cristo quiere que llegue, y eso implica
oposición, ataques, cansancio y lágrimas. Ese es el costo de ser un mensajero
de Cristo.
"Y también todos los que
quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución" 1
Timoteo 3:12.
Para reflexionar:
* Servir a Cristo trae oposición,
que eso no nos sorprenda.
* La resistencia al desarrollar
el ministerio muchas veces confirma que estamos en el camino correcto,
cumpliendo fiel al llamado de nuestro Señor.
* Si existe dolor al caminar fiel
en el Señor, ese dolor está acompañado de fruto espiritual, y de propósito
eterno.
“Señor Jesús, te doy gracias porque Tú transformas nuestro dolor en propósito, y conviertes nuestras pruebas en instrumentos de crecimiento espiritual.” Amén.


