El principio de la sabiduría
”El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos
desprecian la sabiduría y la enseñanza” Proverbios 1:7.
El libro de Proverbios es una recopilación de la
sabiduría de Israel. Son escritos recogidos principalmente por Salomón, quien
fuera rey de Israel hace unos tres mil años, y a quien Dios le otorgó inmensa
sabiduría (1 Reyes 4:29-34), tanto que ni antes ni después de él hubo alguien
más sabio en toda la tierra (1 Reyes 3:12). El libro de Proverbios es
inspiración divina, el consejo de Dios para el hombre, una joya para el
cristiano.
¡Hoy en día la sabiduría es definida por el mundo de
formas equivocadas! La sabiduría no es el arte de aprender a triunfar en la
vida, ni un estudio filosófico de la esencia de esta. La sabiduría no se
encuentra en los libros del mundo ni el consejo del anciano o el estudioso. La
sabiduría comienza con Dios y con la fe que una persona coloca en Él como el
Señor y Salvador. El incrédulo pudiera hacer declaraciones acerca de la vida y
la verdad, pero no posee la verdad ni el conocimiento esencial hasta que tenga
una relación redentora con Dios.
Cuando el hombre viene al conocimiento de Dios y abre
su corazón a las verdades del evangelio, el Espíritu Santo le llena de un
conocimiento santo, un conocimiento puro y limpio, de la sabiduría (_sophía_)
de Dios.
“El principio de la
sabiduría es el temor de Jehová....” Proverbios 1:7.
En la sabiduría bíblica, temor no significa miedo,
sino una entrega confiada a Dios en una búsqueda continua de sus propósitos
para nuestra vida. Temer a Dios es tener una actitud de reverencia a Dios por
quién es Él.
Temer a Dios es ser consciente de que mi cuerpo, mi espíritu
y mi alma le pertenecen a él, es entender que de él es mi vida y mi ser
completo; es saber que él tiene un dominio total sobre mi ser, es entender que él
conoce y escudriña mis pensamientos, mis intenciones y mis deseos; y que en su
mano está el propósito de mi vida y mi futuro eterno.
Temer a Dios es mantener un deseo profundo y
consciente de apartarme del mal y de todo aquello que deshonra el nombre santo
del Señor, es buscar no ofender su Palabra con mi mente o conducta. “El temor
de Jehová es aborrecer el mal...” Proverbios 8:13.
Temer a Dios es buscar con Él una relación íntima de Padre
e hijo. Es presentarme en total confianza ante el amoroso Padre celestial sin
perder la absoluta reverencia y devoción por estar ante un ser majestuosamente
santo.
Temer a Dios es ser instruido día a día en su Palabra.
El temor a Dios es instrucción (Salmos 34:11; Proverbios 15:33) que radica en
conocer más y más su ley hasta llegar a amarla sobre todas las cosas.
Vivir en este entendimiento del temor a Dios, nos dará
paz, confianza, seguridad y libertad en la vida (Proverbios 14:27, 10:27).
Escuchemos
el consejo del Señor ¡en el temor de Dios está la sabiduría!
¡Vive y comparte!