Sed sobrios y velad en oración
”Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” 1 Pedro 5:8.
El llamamiento de
Dios a través del Apóstol Pedro a los creyentes es a ”ser sobrios”, este
es un llamado urgente, a mantener nuestra vida en control, a mantener nuestras
mentes y corazones firmemente enfocados en la voluntad de Dios, con una mente
limpia, segura y firme en medio de las tentaciones y pruebas, con firmeza y
paciencia ante las adversidades; el contexto del capítulo y de toda la carta,
amplían el entendimiento de ”ser sobrios”, con disposición a presentar
oposición ante los deseos carnales del mundo, buscando la gloria y la voluntad
de Dios.
En 1 Pedro 1:13, el
apóstol ya había hecho una exhortación similar cuando dijo: "Por tanto,
ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo
en la gracia que os será traída cuando Jesucristo sea manifestado".
Aquí, la sobriedad se asocia con la preparación espiritual, con la
disposición de estar listos para la revelación de la gracia de Dios a través de
Jesucristo. El creyente que es sobrio está dispuesto a mantener una vida
consagrada, dedicada a la espera de la manifestación de Cristo, sin ser
distraído por las aficiones temporales del mundo.
Pero la sobriedad
va más allá a la resistencia externa, Pedro llama en su carta a abstenerse (resistir),
ante los “deseos carnales que batallan contra el alma” (1 P.
2:11). La
sobriedad, entonces, no solo tiene que ver con la resistencia frente a las
tentaciones externas, sino también con la lucha interna contra nuestros propios
deseos. El creyente sobrio busca alinearse con la voluntad de Dios y no ser
arrastrado por las pasiones del mundo.
Pedro nos llama a
"no conformarnos a los deseos que antes teníamos en nuestra ignorancia"
(1 P. 1:14). La sobriedad espiritual implica que rechazamos los deseos del
mundo que nos alejan de la voluntad de Dios, esforzándonos por vivir de manera
santa y dedicada a Él. No podemos caer en la trampa de buscar placer y
satisfacción en las cosas temporales, sino que debemos tener nuestros corazones
fijos en la gloria eterna de Dios.
Ahora, en 1 Pedro
5:8, el apóstol Pedro nos enseña que la sobriedad es esencial para portar una
claridad mental que nos permita identificar y resistir al enemigo de nuestras
almas, el diablo, quien desea destruirnos por medio de sus seductoras armas,
las cuales no podemos ignorar. Cuando la mente del cristiano no está sobria, el
enemigo puede disfrazarse de muchas maneras, y es mucho más difícil identificar
sus tácticas y engaños. Satanás, quien es descrito como un "león
rugiente", utiliza de diversas formas la confusión, la mentira, y las
distracciones para apartarnos de la verdad.
”Velar” es
un término que indica "estar alertas", en “vigilancia
espiritual”, con los sentidos atentos. Velar significa estar en constante
alerta y preparado para detectar cualquier ataque espiritual. es una actitud
activa de vigilancia en la que el cristiano se mantiene consciente de los
posibles engaños del enemigo, y no cae en la complacencia o en la desidia
espiritual. La sobriedad es una parte esencial de esta vigilancia, ya que nos
permite mantener la mente alerta y lista para responder adecuadamente a
cualquier tentación o ataque del diablo.
Ser vigilante
en la oración es estar constantemente comprometido con una dependencia a
Dios. Solo por medio de la oración podemos mantenernos firmes, alertas,
fortalecidos y protegidos contra las maquinaciones del diablo. Cuando oramos,
estamos estableciendo nuestra dependencia de Dios y pidiendo Su ayuda para
resistir al enemigo.
El apóstol Pablo,
al advertir a los efesios acerca de la necesidad de combatir al enemigo de
nuestras almas, vestido con la armadura de Dios, hizo énfasis en la oración
como una parte del atuendo espiritual que debemos portar, el cual nos prepara
para la batalla espiritual, cuando dijo: “orando en todo tiempo con
toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia
y súplica por todos los santos” Ef. 6:18.
Resumen: contra
un enemigo feroz, solo la sobriedad y la vigilancia en la oración nos mantendrá
firmes en nuestra vida espiritual.
Para reflexionar:
Al ser sobrio, el cristiano identificará toda ocasión de pecado. Al velar en oración, recibirá la fortaleza de Dios para resistirlo. Nunca en nuestros propios recursos humanos podremos hacerle frente y vencer a los enemigos espirituales que pretenden hacernos tropezar, más Dios nos brinda de su Espíritu para fortalecernos en su poder.