JESUCRISTO, NOMBRE SOBRE TODO
Serie: Hebreos | Mensaje #2
“… a quien constituyó
heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su
gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con
la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados
por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.” Hebreos 1:2b-3
Jesucristo no solo es superior en su mensaje, su nombre en sí mismo es
glorioso y majestuoso.
Su excelso poder, su inmensa sabiduría y eterna grandeza expuesta por el
escritor a los Hebreos no dejan ninguna
duda acerca de la divinidad de Cristo. Reflexionemos a continuación en estos
atributos que reconocen a Jesucristo, nombre sobre todo nombre:
”Heredero de todo” v.2
Jesucristo posee una posición preeminente sobre toda
la creación. Él es desde la eternidad pasada el Hijo de Dios y a quien el Padre
ha otorgado en la eternidad futura, autoridad sobre todas las cosas; en su
exaltación final, todo quedará bajo el dominio y control absoluto de Cristo
(Ro. 8:17; 11:36; Mt. 28:18; Col. 1:16).
”y por quien asimismo
hizo el universo” v. 2
Jesucristo es el Creador del universo; su creación comprende
mucho más que el mundo material, este “universo” creado incluye la materia, la energía,
las eras, los tiempos, el universo entero y todo lo que implica su
funcionamiento.
En Jesucristo fueron _“creadas
todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles
e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades;
todo fue creado por medio de él y para él”_ Col. 1:16.
_”Todas las cosas por él (Cristo)
fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”_ Jn. 1:3.
”el cual, siendo el
resplandor de su gloria” v. 3
Jesucristo es la expresión
de Dios; aun cuando nadie ha visto al Padre, el Hijo lo ha dado a conocer en
todo sentido, Jesucristo irradia la misma gloria de Dios.
”y
la imagen misma de su sustancia” v. 3
Jesucristo es coeterno con el Padre; estos dos junto al Espíritu Santo conforman
la Santa Trinidad de Dios. Al encarnarse Cristo, vino a dar a conocer al Padre,
siendo la misma naturaleza y esencia divina (Jn. 14:9).
Jesucristo es _”la imagen del Dios invisible… en quien habita corporalmente
toda la plenitud de la Deidad” Col. 1:15; 2:9.
”quien sustenta todas
las cosas con la palabra de su poder” v. 3
Durante su ministerio
terrenal, Jesús demostró el poder de su palabra; efectuó sanidades, expulsó
demonios y dominó la naturaleza solo con la expresión de su palabra. Todas las
cosas en el universo se rigen según la voz de quien creó el universo.
La idea del verbo “sustentar”
sugiere no solo que Jesucristo tenga un control sobre el universo creado, como
una idea pasiva; sino va más allá. Cristo también sostiene su orden y
funcionamiento; en él y por medio de él se mueven y existen todas las cosas del
universo. El apóstol Pablo expresó la misma idea cuando afirmó: _” _”Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten”_ Col 1.17.
Con la misma palabra
poderosa que usó para que todas las cosas en un principio fueran hechas, con
esa misma palabra ordena y regula toda su creación.
”habiendo efectuado la
purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo” v. 3
Por ser la revelación
misma de Dios, él ha establecido por medio de su obra redentora, el
acercamiento del Padre con la humanidad. Su obra en la tierra consistió en
proveer la purificación de nuestros pecados. El escritor a los Hebreos
explicaría más adelante que el requisito para ser el Sumo Sacerdote eficaz
consistía en que este participara plenamente de nuestra humanidad, participando
del sufrimiento y muerte (He. 2:14-18).
De esta manera, la
revelación de Dios a través de Jesucristo, no se limita a compartirnos su
personalidad, sino que su revelación completa se extiende en proveernos de su
plan de redención, y, por consiguiente, la salvación en su misma persona.
El poder del Hijo de Dios
es tal que pudo en sí mismo llevar el peso del pecado del mundo.
Nadie más podría limpiar
los pecados.
”se sentó a la diestra de la Majestad en las
alturas” v. 3
Esta posición es
gloriosa, es una posición de Majestad y señorío absoluto sobre toda su
creación. La gloria y majestad solo le corresponden a él como dueño y Señor de
todo lo que existe (Ef. 1:22).
En virtud de su
obediencia al Padre, al hacerse semejante a los hombres y llevar sobre sí mismo
la maldición del pecado, el Señor ha sido exaltado hasta lo sumo, ocupando el
lugar de honor y gloria (Sal. 110:1; Fil. 2:9-11)
Para reflexionar:
Solo a un ser majestuoso y todopoderoso le pertenece el dominio sobre el
universo que él mismo creó, él es el resplandor de la gloria del Padre por
compartir su misma esencia y naturaleza divina; Su obra en la tierra fue
perfecta pudiendo purificar los pecados del mundo y por ser el autor de la
salvación, se ha sentado en gran majestad en los lugares celestiales en las
alturas.
Brindémosle honra y toda gloria al
único que es digno de recibirla, a Jesucristo el Hijo de Dios.
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