Gustavo Miranda

2. Gozo en las pruebas (1:2-4)

Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.” Santiago 1:2–4

 

Las pruebas son inevitables. Como seres humanos, es un hecho que experimentaremos diversas aflicciones a lo largo de nuestra vida. El llamamiento de Dios a los cristianos, a través de Santiago, es a no perder el gozo, aun cuando atravesemos tiempos difíciles.

La alegría y la tristeza son parte de la experiencia humana. Es natural que sintamos tristeza ante circunstancias desfavorables, pero el gozo es algo distinto: no es un estado emocional pasajero, sino un estilo de vida. No depende de las circunstancias, sino del Espíritu Santo, quien lo produce en los creyentes como parte de su fruto. Por eso, el cristiano puede atravesar por episodios de dolor sin perder el gozo que proviene de Dios; puede vivir gozoso por encima de las circunstancias.

Los creyentes a quienes Santiago escribió sufrían terribles aflicciones. Habían sido obligados a abandonar su tierra, sus familias y posesiones por causa del evangelio. Vivían cada día conscientes de que podían ser perseguidos o incluso morir por causa de su fe. Ante esa situación, Santiago los exhortó a no desalentarse ni abandonar su llamado, sino a permanecer firmes, reconociendo que esas pruebas fortalecerían su fe en el Señor Jesucristo.

La palabra griega traducida como paciencia es “hupomoné”, que describe a una persona que, bajo una carga pesada, resiste sin rendirse. No se trata de una espera pasiva, sino de una lucha perseverante, de mantenerse firme aun cuando las presiones son intensas y el camino difícil.

Debemos entender esto: la Palabra de Dios produce fe en el creyente (Romanos 10:17). Y cuando el creyente enfrenta las aflicciones con fe, esa fe produce y desarrolla paciencia, un fruto espiritual que el Espíritu Santo desarrolla en nosotros desde el momento en que creemos en Cristo. Las pruebas, por sí mismas, no producen paciencia; es la fe en medio de las pruebas la que la desarrolla. Por eso, cuanto más se alimenta el creyente de la Palabra de Dios, más crece su fe, y más firme permanecerá en medio de la dificultad.

En los tiempos de prueba seremos tentados: tentados a quejarnos, a abandonar el camino del Señor o a actuar de manera impía ante la aflicción. Pero una fe genuina, probada como el oro en el fuego, demuestra su autenticidad y produce fruto.
Santiago nos enseña que los momentos de aflicción son tiempos preciosos en nuestra vida cristiana, porque el Señor los usa para producir fruto espiritual en nosotros: la paciencia. Este fruto, primero, evidencia nuestra identidad cristiana; segundo, nos conduce a la madurez espiritual, a la perfección, a ser semejantes a Cristo; y tercero, glorifica a Dios.

 

Para reflexionar

Ante las aflicciones, no debemos desalentarnos ni quejarnos, sino mantener el gozo que Dios sembró en nosotros desde que nos hizo salvos, recordando que Él está a nuestro lado en todo momento. Sabemos que todas las circunstancias de nuestra vida están bajo el control soberano de Dios. Él nos da la fortaleza para mantenernos firmes y la provisión necesaria para salir victoriosos (1 Corintios 10:13).

 

Y tú, ¿Qué actitud manifiestas en los momentos de aflicción? ¿Puedes discernir los propósitos de Dios en tu vida cuando atraviesas diversas pruebas?

 

Oración

«Padre, gracias por tu Palabra que nos recuerda que aun en medio de las pruebas podemos tener gozo. Tú conoces nuestras luchas, nuestras lágrimas y el peso de cada aflicción. Pero hoy decidimos confiar en ti y creer que todo lo que permites tiene un propósito para nuestro bien.

Enséñanos a mantener una fe firme, a resistir con paciencia y a no rendirnos cuando el camino se vuelve difícil. Que tu Espíritu Santo produzca en nosotros ese gozo que no depende de las circunstancias, sino de saber que tú estás con nosotros en cada paso.

Haz que nuestras pruebas sean el fuego que purifica nuestra fe, y que de ellas surja una vida madura, íntegra y llena de tu gloria. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, Amén»


Comparte este artículo

634

Pastor Gustavo Miranda

Pastor en Iglesia Bautista Berea en Gómez Palacio, Dgo.
Doctor en Teología, maestro en educación y ministro de música y adoración.

Últimas publicaciones

Deja un comentario