Gustavo Miranda

Atesora la sabudiría de Dios

Hijo mío, si recibieres mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti, haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; si inclinares tu corazón a la prudencia, si clamares a la inteligencia, Y a la prudencia dieres tu voz;  Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros,  Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios.” Proverbios 2:1-5

 

Una vez que hemos encontrado la sabiduría (Prov. 1:7), la Palabra de Dios nos enseña a permanecer en ella. No es suficiente con únicamente conocerla, admirarla y contemplarla como un tesoro de gran valor, sino es necesario atesorarla, guardarla en el corazón.

 

La sabiduría debe inundar la mente y llenar el ser. La sabiduría es una fuente inagotable de donde podemos saciarnos más y más, y nunca estar llenos de ella (Santiago 1:5). Se trata de un regalo de Dios, útil, inextinguible, nadie podría presumir tenerla toda porque es una fuente inagotable de riqueza; aunque nos llenamos de ella, ella no se termina.

 

Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” Santiago 1:5

 

Al acercarnos con atención el texto (Proverbios 2:1-5), podemos percatarnos que la sabiduría se adquiere no al esperarla pasivamente, más bien, es un resultado de una correcta actitud ante la Palabra de Dios:

 

-          Recibir la Palabra de Dios. v.1

-          Guardar los mandamientos de Dios v.1

-          Poner atención a la sabiduría v.2

-          Inclinar el corazón a la prudencia. v.2

-          Clamar a la inteligencia. V.3

-          Dar voz a la prudencia. v.3

-          Buscar la sabiduría. V. 4

-          Escudriñarla como un tesoro. V.4

-          Entender el temor del Señor. v.5

-          Hallar el conocimiento de Dios. v.5

 

Podemos observar que estos verbos son acciones progresivas o actitudes graduales: primero, la Palabra de Dios la recibimos al escucharla (v.1), entonces debemos guardar sus mandamientos en nuestra mente (v.1). Al acercamiento a la Palabra debe ser con atención y humildad (v.2), involucrando no solo los ojos (observación), ni la mente (memorización), sino, el corazón (sentirla y vivirla) (v.2). La búsqueda de la Palabra debe ser con insistencia, dedicación (v. 3), mirando cada palabra como un especial tesoro (v. 4). Entonces, y solo entonces, tendremos un entendimiento del temor de Dios, y llegaremos a un conocimiento de él (v. 5).

 

Reflexión:

El necio desprecia la sabiduría, pero los hijos de Dios la anhelamos, la valoramos, la buscamos como el tesoro más valioso. La sabiduría edifica, vivifica, transforma la mente y el corazón del individuo. Al hacer de la sabiduría el tesoro más preciado, nuestra vida reflejará el carácter de Cristo, y nuestra relación con Dios se profundizará, produciendo frutos espirituales.

 

Busquemos la sabiduría, encontrémosla a acercarnos correctamente a la Palabra de Dios.


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Pastor Gustavo Miranda

Pastor en Iglesia Bautista Berea en Gómez Palacio, Dgo.
Doctor en Teología, maestro en educación y ministro de música y adoración.

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