EL JUSTO FLORECERÁ COMO LA PALMERA
Del
Salmo 92
*_”El
justo florecerá como la palmera; Crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en
la casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios florecerán. Aun en la vejez
fructificarán; Estarán vigorosos y verdes, Para anunciar que Jehová mi
fortaleza es recto, Y que en él no hay injusticia”_* Salmos 92:12-15.
Las
muchas bendiciones descritas en estos cuatro versos del salmo 92 están
reservadas para aquellos que tienen su vida centrada en Cristo.
Mientras
el impío florece como la hierba (v7), el justo florece como la palmera (v12).
El
impío encuentra en este mundo su deleite, pero al término de su paso por la
tierra, termina también su placer. La prosperidad de los impíos es visiblemente
rápida como la hierba, pero es muy poco el tiempo que disfruta de su
“afortunado” estilo de vida, antes de su completa destrucción (v7). Su aparente
éxito les hace jactarse de su placentera vida, sin tomar en cuenta que sus días
están contados.
El
justo florece como la palmera. Solo es necesario imaginar una palmera para
extraer de esa imagen lo que el salmista desea expresar en relación a las
bendiciones que Dios ofrece para quien está centrado en Cristo: la palmera
crece hacia arriba, es de fuerte columna, un árbol verde de larga vida. Pueden
venir fuertes vientos y sequías, pero la palmera no se cae, permanece firme
cualquiera que sea la circunstancia. Así es la vida de un hombre piadoso, un
hombre justo que se deleita en caminar en el sendero del Señor.
El
hombre justo es comparado también con un cedro en el Líbano (v.12). Estos
frondosos árboles eran conocidos en el Antiguo Israel, por su belleza, su verdor,
su vigor, su longanimidad, su fuerza, son árboles de gran tamaño, hasta 34 metros
de altura y 9 metros de circunferencia; son árboles muy productivos. Este árbol
describe al hombre que teme a Dios y anda en sus caminos.
Pero
si añadimos que esos cedros serán plantados en la casa de Jehová, en los atrios
de Dios (v13), podríamos imaginar cuánta bendición tienen esos árboles. De
alguna manera, al venir a Cristo fuimos extraídos de la tierra donde estábamos
y fuimos plantados dentro de la casa del Señor, ahora habitamos dentro de sus
moradas.
El
hombre justo, piadoso, que camina en los senderos de Dios, es un hombre recto,
de mucha dignidad, es un hombre que está firme y seguro. Su identidad y cada
una de sus bendiciones son resultado de permanecer firmes en Cristo.
?Gracias
Señor porque en tu camino recibo por medio de tu gracia, todas las bendiciones
que tienes preparadas para tus hijos.
¡Vive y comparte!