EL SEÑOR ES MI GUERRERO
”Dios es conocido en Judá; En Israel es grande su nombre. En Salem está su tabernáculo, y su habitación en Sion. Allí quebró las saetas del arco, El escudo, la espada y las armas de guerra” Salmos 76:1-3
«Jehová-Sabaot» que traducido es,”El Señor de los ejércitos” es el nombre con el cuál el pueblo de Dios conoció al Señor, como el Gran guerrero, el poderoso en batalla, quien peleó en nombre de su pueblo y les otorgó victorias ante sus enemigos.
Ciertamente el salmo 73 fue escrito debido a una victoria específica que Dios le concedió a su Pueblo, pero es idóneo para recordar que Dios es guerrero que pelea por nosotros en cualquier batalla.
Hoy podemos decir que Cristo nos ha dado la más grande victoria al derrotar a la muerte y al pecado, dándonos la salvación a quienes le hemos recibido por fe como El Salvador de nuestras vidas. Pero cada día el Señor nos da nuevas victorias ante nuestro adversario, él nos fortalece con el poder de su fuerza y pelea por nosotros en todas las batallas que humanamente no podemos.
En el salmo 73, la victoria de Dios no significa que Israel no haya peleado, sino que recibieron la fuerza de la mano del Señor para vencer en su nombre; de esta forma fue que quebraron las saetas, el escudo, la espada y las armas de guerra de sus oponentes (v.3). Esto es lo mismo que sucede en la vida cristiana, el Señor pelea por nosotros las batallas cuando nos vestimos con la armadura espiritual para hacer frente a nuestros enemigos. Hoy, por medio de Jesucristo, somos el pueblo de Dios, un pueblo protegido, resguardado por el Señor.
”Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes” Efesios 6:10-13
Cada batalla es un himno de victoria cuando el Señor de los ejércitos camina al frente de su pueblo. No hay batalla que perder, no hay manera de fallar, él es el poderoso guerrero que pelea a nuestro favor, por tanto, vistámonos con la armadura de Dios y fortalezcámonos en su grandioso poder.
Tú eres mi victoria, poderoso Salvador
Pastor Gustavo Miranda