“(Dios) los capacite con todo lo que necesiten para hacer su voluntad. Que él produzca en ustedes, mediante el poder de Jesucristo, todo lo bueno que a él le agrada. ¡A él sea toda la gloria por siempre y para siempre! Amén.” Hebreos 13:21

Se cuenta la historia de un pequeño y viejo violín que estaba arrumbado en el último estante al fondo de una tienda de antigüedades. Llevaba ya muchos años en ese oscuro rincón, y como no había comprador ni algún interesado en él que siquiera se acercara a verlo, el dueño lo abarató mucho y le mostró poca importancia en venderlo, parecía no tener ningún valor. La gente entraba a comprar artículos pero al violín lo veían de lejos, sucio, viejo y en malas condiciones.

Mucho tiempo después, un hombre elegante entró en la tienda, el hombre vio el violín de lejos y se acercó a él; lo tomó en sus manos, lo desempolvó, lo ajustó y afinó perfectamente sus cuerdas, y ¡comenzó a tocarlo! 

Impresionantemente, de las notas de aquel viejo violín salían melodías sublimes. La gente al escuchar al hombre tocar aquel violín, volteó asombrada, incrédula, ¿cómo era posible que de tal instrumento aparentemente inservible, pudieran sonar esas bellas notas?

Las manos maravillosas del maestro transformaron el violín, y de él desprendió música que traspasó corazones.

Esta historia puede servir para ilustrar nuestra vida a la luz de aquel viejo violín. Quizás la gente te vea con poco interés, sin reconocimiento, considere de poco valor o estimación tu vida, pero el Señor Jesucristo es el maestro que puede transformar tu ser para darle el verdadero valor.

El pecado daña y ensucia la vida y reputación de las personas. Pero Cristo puede tocarte como lo hizo con aquel violín, porque él es el maestro divino, especialista en transformar vidas dañadas y destruidas. Jesucristo vino a este mundo a salvar lo que se había perdido (Lc. 19:10).

La Biblia dice: ”(Dios) os capacite con todo lo que necesiten para hacer su voluntad. Que él produzca en ustedes, mediante el poder de Jesucristo, todo lo bueno que a él le agrada…” He. 13:21.

Fuera de Dios, nunca podremos encontrar nuestro propósito, ni alcanzar la plenitud de nuestra vida. él es quien le da sentido a cada uno de nuestros días. Aun cuando nosotros somos imperfectos, su obra en nosotros es perfecta para alcanzar sus propósitos los cuales le dan alabanza y gloria.

Deja que Dios use tu vida, él puede sacar música de tu interior, devolverte la sonrisa y el gozo de tu corazón. Ponte en sus majestuosas manos para que él pueda cumplir su propósito en ti y bendecir a los demás por medio de tu vida.

Confía en Jesús, reconócelo como tu Señor y Salvador, él transformará tu corazón y te dará una nueva identidad, una nueva vida, una nueva visión, un nuevo propósito, una nueva realidad.

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? Limpia y transforma mi vida Señor, úsame para tus propósitos. Tú eres mi Salvador y mi Señor.