JESUCRISTO, SUPERIOR AL MENSAJE DE LOS PROFETAS
Serie: Hebreos | Mensaje #1
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo…” Hebreos 1:1,2.
El escritor a los Hebreos no intenta explicar la existencia de Dios, más bien la da por hecho, y aunque la existencia de Dios no puede ser comprendida por la razón humana, esta debe ser abrazada por la fe.
El autor de la carta sigue siendo desconocido, pero la seguridad de su inspiración divina no está en duda por la manera en que este libro exalta a Cristo como el Ser supremo de insuperable grandeza, quien es el cumplimiento profético de toda la adoración del Antiguo Testamento; así se deja ver en las 82 referencias que hace este libro a los escritos antiguos de los profetas, los cuales son figuras y sombras de la revelación completa de Dios a través de Jesucristo (He. 8:5; 10:1).
Esta carta fue escrita para los judíos cristianos del primer siglo con el propósito de reafirmar su fe, pues muchos de ellos habían sufrido a causa del evangelio; para esto, el escritor de los Hebreos presenta a Cristo como la provisión de Dios, un Gran Salvador y un sacrificio perfecto para la humanidad.
La revelación de Dios
Dios se reveló en un pasado (Antiguo Testamento) a través de sus profetas, y esto lo hizo muchas veces y de muchas maneras: Dios habló a Moisés a través de una zarza ardiente (Ex. 3), habló a Elías por medio de una voz suave y apacible (1 R. 19), habló a Isaías por medio de una visión celestial (Is. 6); habló a Oseas por medio de una crisis familiar (Os. 1:2); habló a Amós por medio de un canasto de frutas (Am. 8:1); habló a Jeremías por medio de la experiencia del barro y el alfarero (Jer. 18), entre muchas otras maneras.
Dios habló audiblemente, habló a través de sueños, habló por medio de visiones, lo hizo a través de figuras tipológicas y mensajes angelicales; Dios habló con ternura; habló con severa reprensión (Mal. 1); habló a través de promesas (1 S. 10) y lo hizo a través de juicio; ¡muchas veces y de muchas formas Dios habló a los padres por medio de los profetas!
En estos postreros días, Dios ha hablado a través del Hijo. No es que Jesucristo haya traído un mensaje al mundo, sino que él mismo es personalmente el mensaje de Dios; Dios se reveló al mundo por medio de Jesucristo.
Jesús es la revelación de Dios, superior al mensaje que trajeron los antiguos profetas que hablaron en nombre de Dios. Su mensaje es único porque este mensaje no consiste en palabras, sino que él mismo, en esencia, es la misma personalidad de Dios, él vino a revelarnos al Padre, pues en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad. Su mensaje es superior porque él es cumplimiento profético de toda la adoración del Antiguo Testamento.
Dios reveló no solo su palabra, sino también su personalidad a través de Jesucristo.
La excelencia del evangelio es superior a toda la antigua revelación de Dios por los profetas. El Antiguo Testamento no es una revelación definitiva, sino una figura y sombra de las cosas celestiales, como más adelante el autor lo aseguraría (He. 8:5; 10:1), mientras que Jesucristo es la revelación completa en donde toda la anterior revelación cobra sentido.
La revelación de Jesucristo es la revelación completa de Dios, porque en la persona de Jesucristo, en su obra de redención, el hombre puede volverse a su Creador. Dios desea que el mundo le llegue a conocer y puedan gozar de paz con Dios, esto es posible al conocer y confiar en el Hijo de Dios.
Para reflexionar:
Dios desea que conozcas y confíes en la persona y en la obra de su Hijo Jesucristo. Él desea darte vida eterna.
¡Vive y comparte!
Pastor Gustavo Miranda | Iglesia Bautista Bíblica Berea