UN INVALUABLE LEGADO ESPIRITUAL
Transmitamos a nuestra siguiente generación familiar, el evangelio de Cristo, este es un testimonio de valor incalculable.
“Oh Dios, con
nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado, La obra que hiciste
en sus días, en los tiempos antiguos. Tú con tu mano echaste las naciones, y
los plantaste a ellos; Afligiste a los pueblos, y los arrojaste. Porque no se apoderaron
de la tierra por su espada, Ni su brazo los libró; Sino tu diestra, y tu brazo,
y la luz de tu rostro, Porque te complaciste en ellos” Salmos
44:1-3
¡De generación en generación,
él es Dios!
Los hijos de Coré fueron una
familia de Levitas encargados de la adoración a Dios en el templo durante el
tiempo de David. Ellos fueron los escritores de este salmo 44.
Por medio de testimonios orales
dentro de la familia, de una generación a otra, la familia de Coré había
expresado la fidelidad de Dios en sus vidas; esta generación contaba no solo
con el testimonio de sus padres (la generación anterior), sino de muchas
generaciones pasadas desde el tiempo de Josué, de cómo Dios se había
manifestado poderosamente al darles la tierra prometida para que habitara el
pueblo de Israel, y cómo el Señor les había dado la victoria sobre los cananeos
en el pasado desde el tiempo de Josué: “Porque no se apoderaron de la tierra por su espada, Ni su brazo los
libró”.
Este testimonio se remonta unos cinco siglos antes de la escritura de este
salmo (Josué 24:12,13).
Estos testimonios del poder de
Dios a través de generaciones, se habían convertido en un poderoso legado
familiar, de inmenso valor espiritual para esta familia, que ahora, en el
tiempo de la escritura de este salmo, tenían un ministerio muy sólido dentro de
la adoración en el templo.
“Señor, tú nos has sido refugio de generación en generación”
Salmos 90:1
Esta acción de transmitir a los
hijos los mandatos y decretos del Señor, fue un mandamiento establecido por
Dios a todo el pueblo de Israel: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las
repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el
camino, y al acostarte, y cuando te levantes” Deuteronomio 6:6,7.
No cabe duda que la
herencia más valiosa que le podemos dejar a nuestros hijos, no son bienes
materiales, sino el fundamento de la Palabra de Dios en sus corazones; este
legado de temor al Señor es realmente un testimonio que trascenderá por generaciones
y generaciones. Cada paso de fe en el Señor que demos hoy, será una prueba de
su fidelidad, de su amor, de su misericordia, que será recordado por nuestras
generaciones futuras que quizás no lleguemos a conocer.
“Conoce, pues, que Jehová tu Dios es
Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y
guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones”
Deuteronomio 7:9.
Para reflexionar:
¿Tienes memoria de cuántas
generaciones atrás en tu familia llegaron a conocer al Señor? ¿guardas algún
testimonio de tus padres, tus abuelos, bisabuelos acerca de la fidelidad de
Dios en sus vidas y de cómo conocieron el evangelio de Cristo? ¿Cuántas
generaciones en tu familia son creyentes, has sabido de cómo amaban y servían
al Señor?
¿Te has puesto a pensar que tú
y tu familia pueden estar en el registro testimonial de generaciones futuras
por los pasos de fe que puedan dar hoy en el camino del Señor? ¿Oras por tus
hijos y por las familias de tus hijos y nietos aun cuando no les hayas llegado
a conocer?
“Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad
sobre los que le temen, Y su justicia sobre los hijos de los hijos; Sobre los
que guardan su pacto, Y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos
por obra” Salmos 103:17,18
Oración: Gracias Señor porque
tu fidelidad es de generación en generación, en mi vida y en mi familia.