Gustavo Miranda

UN INVALUABLE LEGADO ESPIRITUAL

Transmitamos a nuestra siguiente generación familiar, el evangelio de Cristo, este es un testimonio de valor incalculable.

 

Oh Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado, La obra que hiciste en sus días, en los tiempos antiguos. Tú con tu mano echaste las naciones, y los plantaste a ellos; Afligiste a los pueblos, y los arrojaste. Porque no se apoderaron de la tierra por su espada, Ni su brazo los libró; Sino tu diestra, y tu brazo, y la luz de tu rostro, Porque te complaciste en ellos” Salmos 44:1-3

 

¡De generación en generación, él es Dios!

 

Los hijos de Coré fueron una familia de Levitas encargados de la adoración a Dios en el templo durante el tiempo de David. Ellos fueron los escritores de este salmo 44.

 

Por medio de testimonios orales dentro de la familia, de una generación a otra, la familia de Coré había expresado la fidelidad de Dios en sus vidas; esta generación contaba no solo con el testimonio de sus padres (la generación anterior), sino de muchas generaciones pasadas desde el tiempo de Josué, de cómo Dios se había manifestado poderosamente al darles la tierra prometida para que habitara el pueblo de Israel, y cómo el Señor les había dado la victoria sobre los cananeos en el pasado desde el tiempo de Josué: “Porque no se apoderaron de la tierra por su espada, Ni su brazo los libró”. Este testimonio se remonta unos cinco siglos antes de la escritura de este salmo (Josué 24:12,13).

Estos testimonios del poder de Dios a través de generaciones, se habían convertido en un poderoso legado familiar, de inmenso valor espiritual para esta familia, que ahora, en el tiempo de la escritura de este salmo, tenían un ministerio muy sólido dentro de la adoración en el templo.

 

Señor, tú nos has sido refugio de generación en generación” Salmos 90:1

 

Esta acción de transmitir a los hijos los mandatos y decretos del Señor, fue un mandamiento establecido por Dios a todo el pueblo de Israel: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes” Deuteronomio 6:6,7.

 

 No cabe duda que la herencia más valiosa que le podemos dejar a nuestros hijos, no son bienes materiales, sino el fundamento de la Palabra de Dios en sus corazones; este legado de temor al Señor es realmente un testimonio que trascenderá por generaciones y generaciones. Cada paso de fe en el Señor que demos hoy, será una prueba de su fidelidad, de su amor, de su misericordia, que será recordado por nuestras generaciones futuras que quizás no lleguemos a conocer.

 “Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones Deuteronomio 7:9.

 

Para reflexionar:

¿Tienes memoria de cuántas generaciones atrás en tu familia llegaron a conocer al Señor? ¿guardas algún testimonio de tus padres, tus abuelos, bisabuelos acerca de la fidelidad de Dios en sus vidas y de cómo conocieron el evangelio de Cristo? ¿Cuántas generaciones en tu familia son creyentes, has sabido de cómo amaban y servían al Señor?

¿Te has puesto a pensar que tú y tu familia pueden estar en el registro testimonial de generaciones futuras por los pasos de fe que puedan dar hoy en el camino del Señor? ¿Oras por tus hijos y por las familias de tus hijos y nietos aun cuando no les hayas llegado a conocer?

 

Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen, Y su justicia sobre los hijos de los hijos; Sobre los que guardan su pacto, Y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra” Salmos 103:17,18

 

Oración: Gracias Señor porque tu fidelidad es de generación en generación, en mi vida y en mi familia.

 

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Pastor Gustavo Miranda

Pastor en Iglesia Bautista Berea en Gómez Palacio, Dgo.
Doctor en Teología, maestro en educación y ministro de música y adoración.

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