EL VARÓN BIENAVENTURADO  | Parte 1

Las privaciones del hombre bienaventurado

“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado" Salmos 1:1

Bienaventurado es: dichoso, más que feliz, ¡muy bendecido!

El varón bienaventurado es bienaventurado porque se priva de practicar ciertas actividades: hay un camino en el que no anda, una senda en la cual no transita y una silla en la cual no se sienta. Este varón es un hombre temeroso de Dios, por tanto...

1. El hombre bienaventurado aleja sus oídos de consejos perversos.

"...no anduvo en consejo de malos…" v1

No todos los consejos son buenos. El hombre justo tiene discernimiento y sabe distinguir una mala fuente que brinda un mal consejo, y se aparta de ella. El sabio nunca presta su oído a necios para recibir instrucción, pues sabe que todo el consejo de Dios está en su Palabra (Proverbios 4:20,21). 

La Palabra de Dios es el consejero del hombre justo.

"Pues tus testimonios son mis delicias y mis consejeros" Salmos 119:24

La Palabra de Dios es una fuente de infinita sabiduría para el cristiano. Un consejo piadoso sólo puede emanar de los labios de aquel que conoce y teme a Dios, este consejo tendrá su fundamento en la Biblia.

Para reflexionar: todo el mundo tiene una opinión que ofrecerte. Presta tu oído sólo a consejos piadosos. 

2. El hombre bienaventurado no camina en sendas malignas

"...ni estuvo en camino de pecadores…" v1

El camino de los necios parece ser agradable a los ojos, es muy atractivo, y muchos son los que andan en él, pero su fin es destrucción y muerte.

El hombre justo no transita por la senda del maligno, porque sus pasos son guiados por la Palabra de Dios, la cual es lámpara y lumbrera a su paso.

“Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino” Salmos 119:105 

El hombre justo no es vagabundo ni anda errante en la vida, no transita en oscuridad; ¡su caminar es recto y su paso es firme y seguro! La Biblia es brújula para andar con dirección, y el Espíritu Santo es el acompañante en nuestro camino quien nos enseña a distinguir la senda recta del camino torcido.

“Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos” Salmos 32:8

¡Siempre el camino del justo es gozo y plenitud!

"Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre” Salmos 16:11

Para reflexionar ? A menudo somos sutilmente influenciados a seguir un ejemplo dañino, aparentemente será inofensivo el practicar tal actividad, visitar cierto lugar, o relacionarnos con algunas personas de mala influencia. Permitir o tolerar estas acciones pudieran pararnos sin saberlo en un sendero maligno. Nuestra oración diaria debe ser buscar que Dios pruebe si nuestras decisiones han sido correctas, y rectificar nuestros pasos, permitiendo que él sea el guía en nuestro caminar.

“Examíname, oh Dios…Pruébame…Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno” Salmos 139:23,24.

3. El hombre bienaventurado no participa del menosprecio a los demás 

"...ni en silla de escarnecedores se ha sentado" v1

Escarnecedor es aquel que se burla, que menosprecia, que critica, que se mofa de alguien más.

El justo nunca ocupará ese lugar porque no practica tales cosas. El pensamiento del justo es alimentado por el Espíritu Santo, al igual sus acciones son guiadas por él. El justo no ocupará la silla del acusador ni convivirá con ellos.

Los marcados contrastes entre el hombre justo (temeroso de Dios) y el injusto (impío) en este salmo, expresan sus maneras distintas de pensar y actuar.

Parece que estas tres acciones del hombre injusto explican la progresión destructiva del pecado: un mal consejo lleva a un mal camino, que termina en un mal comportamiento. Su resultado será la destrucción (muerte).

¡No participar del estilo de vida pecador es una bendición, camino a la felicidad!

Para reflexionar:

Cuán feliz es aquella persona que no imita las acciones del impío, que no se deja influenciar por el estilo de vida de los pecadores, ni participa de sus acciones. Esto es sabiduría pura, que lleva a la felicidad.

“Enséñame, oh Jehová, tu camino, Y guíame por senda de rectitud…” Salmos 27:11