Gustavo Miranda

FE EN EL TEMOR - Del Salmo 56

En el día que temo, Yo en ti confío. En Dios alabaré su palabra; En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?” Salmos 56:3,4

 

Temor se puede definir como el sentimiento de inquietud o angustia que impulsa a huir o evitar aquello que se considera dañino, arriesgado o peligroso. Se refiere a la presunción o sospecha de un daño o peligro que genera en la persona una emoción muy angustiosa.

 

David es conocido en la Biblia como un gran guerrero militar, como un valiente pastor que pudo despedazar con sus manos a un oso y a un león por defender a sus ovejas, es aquel valiente joven que armado de valor, enfrentó al gigante Goliat y lo venció con solo una piedra de arroyo. Sin embargo, ahora reconoce tener temor en su vida.

 

Sentir temor no es algo irreal, es tan normal como cualquier otro sentimiento humano; tampoco describe la falta de fe en Dios, pues es natural de los seres humanos. La Biblia dice que nuestro Señor Jesucristo, a punto de ser entregado en mano de pecadores, experimentó angustia y temor, pues sabía que estaba a punto de sufrir el cruel castigo por el pecado: tal fue su angustia ante el difícil tiempo que se aproximaba para él, que estaba en agonía y su sudor eran como grandes gotas de sangre que caían a la tierra (Lucas 22:39-46).

 

El temor que David expresó en el salmo 56 fue debido a la cruel persecución de la cual era objeto, él había sido aprehendido por los filisteos en Gat, antes de su llegada a Adulam (1 Samuel 21:10-15). David estaba muy turbado, con sus emociones descontroladas, sintiendo mucho temor por su vida, pero con una confianza inamovible en el Señor.

 

Lo que David está expresando en las líneas de este salmo es algo así como: ”Cuando llego a tener miedo, pongo mi confianza en Dios, cuando lo hago, el temor se va”. (Salmos 56:3,4).

Esa confianza de David, radica en la Palabra de Dios, en las promesas descritas en la Biblia.

 

Alabo a Dios por lo que ha prometido” Salmos 56:4 NTV

 

La fe en Dios permite que nuestra confianza no desfallezca en los momentos más oscuros. Las promesas de Dios nos recuerdan su amor y protección por nosotros, y si es así, entonces podremos decir con toda seguridad: ”En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?...” v4 (o cualquier otra situación desfavorable). La Palabra de Dios siempre desarrollará fe en nuestra vida como hijos de Dios. Su Palabra son promesas maravillosas y eternas a nuestro favor en virtud de su inagotable amor.

 

Para reflexionar:

Este salmo nos enseña que el temor humano es inevitable, pero al depositar nuestra confianza en el Señor a través de su Palabra, el temor desaparece.

 

Mi Señor, en ti he confiado y no temeré.


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Pastor Gustavo Miranda

Pastor en Iglesia Bautista Berea en Gómez Palacio, Dgo.
Doctor en Teología, maestro en educación y ministro de música y adoración.

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